Un arranque demoledor de Desamparados sirvió para darle la doble ventaja antes de los 20′ del primer tiempo. Incisivo, profundo, más concentrado que Unión, el Puyutano metió presión y desnudó muchas dudas en este nuevo Azul de Colarte y a los 12′ empezó a ganarlo con una tremenda definición de Agustín Torres para poner el 1-0 ante Puga.

Y claro, Unión sintió el impacto y Sportivo fue a liquidarlo porque a los 17′ la armaron por la derecha con Flores y llegó el centro para que Ramírez definiera. Doble ventaja y golpe casi de nocaut para Unión que recuperó el aire con la presencia goleadora de su artillero, Luciano Riveros, que no perdonó para poner el 1-2 que armó otro partido en este atrapante primer tiempo.

Lo que quedó de juego, la media hora restante, sirvió para ver la mejor postura de Desamparados ante el tremendo amor propio de Unión que parecía liquidado pero se despertó. Quedó abierto todo para el complemento, aunque con mejor imagen en Sportivo.

Y en la segunda parte, Desamparados entró mejor parado. Más ordenado, más sólido. Unión entró en ansiedad y no tuvo esa claridad necesaria como para poder remontar la desventaja. Sin juego colectivo, el Azul fue a buscarlo. Con errores, exponiéndose por momentos, pero a corazón abierto. Todo se hacia demasiado parejo. Sportivo podría haberlo resuelto pero a los 25′ cuando Unión ya había probado con cambios, llegó el empate con una atropellada de Riveros que forzó al error a Flores que venció a su propio arquero poniendo el 2-2 casi sorpresivo. Quedaban los últimos 15′ de la final y pareció que Unión se tonificó con la igualdad. A los 30′ manejó Héctor Pérez y otra vez, el Negro Riveros estuvo muy cerca de convertir el tercero.

Se quedó Desamparados, se reacomodó Unión y el trámite se hizo demasiado parejo. Pero no hubo tiempo para más. Desamparados que tuvo más control en el partido, se quedó sin respuestas anímicas ante el amor propio de Unión que parecía complicado, pero no perdonó para empatarlo. Y en los penales, se quedó con todo. Campeón Oficial por ese coraje para remontar un partido que parecía perdido.